En una ciudad desierta había un chico; era hermoso de cualquier manera que se lo mirase, pero se sentía muy solo y hundido en un dolor irreparable. Los días pasaban y él se las arreglaba para llegar al final del día, hacerse una infusión y disfrutar de una película o alguna que otra actividad nocturna, antes de arroparse y quedarse adormilado entre miles de lágrimas..
Una mañana nublada se levantó temprano, como hacía habitualmente, desprevenido de que algo cambiaría ese día y repercutiría en su vida cotidiana. Conoció una chica, que era hermosa como él, pero al igual que él se sentía hundida, naufragando por las profundidades de un océano que la atormentaba cada noche, pero no cada día.
Trataban de alegrarse, día a día, el uno al otro; logrando éxitos por momentos y fracasos por otros. Los momentos que pasé con ese chico no los puedo describir, las cosas que hizo por mi tampoco. Debo admitir con demasiada vergüenza que la madurez no era uno de mis más fuertes virtudes en su momento, y eché todo a perder. Oh, si lo hice. Te arruiné, fui la Courtney Love de tu Kurt Cobain, la Sid Vicious de tu Nancy Spungen, fui todo lo que nunca quise ser. Y ahora mi castigo es observarte día a día sufrir, mientras yo tengo que ser feliz por alguien más. Y tu perdón no pareció genuino, igual que las sonrisas que esbozas ahora..dios, juro que si tuviera un lápiz y más memoria te la pintaría en la cara, esa sonrisa irresistible que solías darme cuando aún me amabas..

No hay comentarios:
Publicar un comentario